La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) recuerda el Día Nacional de la Conservación del Suelo advirtiendo, una vez mas, sobre la preocupante realidad de los suelos productivos de nuestro país, tras la creciente exportación de suelo que se genera con sistemas de monocutlivo como el que propone el Gobierno Nacional.
Esta fecha que se conmemora en memoria de la desaparición de Hugh Hammond Bennet, científico pionero en la lucha contra la erosión del suelo, fue incorporada desde el año 1963 en nuestro país, , cuando a través de un decreto el entonces Presidente de la Nación -Dr. Arturo Illia- consideró "el suelo agrícola configura el soporte más sólido de la economía argentina, así como de su expansión futura y que, consecuentemente, la conservación de nuestro recurso natural básico es imprescindible para garantizar el bienestar de todos los habitantes de la nación".
Estudios realizados por el Instituto de Suelos del INTA Castelar en la región pampeana, muestran que un suelo con erosión severa, pierde por hectárea y por año alrededor de 15 centímetros de su capa arable, lo cual representa unas 30 toneladas de suelo, 60 toneladas de materia orgánica y 30 kilogramos de Fósforo. En las últimas dos décadas los niveles de materia orgánica de los suelos han disminuido progresivamente, pasando de un 3,2 por ciento promedio en rotación agrícola-ganadera al 2,7 por ciento en suelos sometidos a agricultura continua convencional. Según el INTA la erosión hídrica ha producido una disminución de los rendimientos que significan al país una pérdida anual de algo más de 285 millones de pesos (Hacia una agricultura productiva y sostenible en la pampa. Harvard University. CPIA. Buenos Aires. 1998)
A partir de 1974, la EEA INTA Marcos Juárez comenzó la investigación y desarrollo el sistema de Siembra Directa a través de la secuencia trigo/soja teniendo hoy la siembra directa una incidencia positiva sobre la conservación del suelo reduciendo genéricamente la erosión en un 80%, ya que el rastrojo en superficie impide el golpe directo de la lluvia, disminuye el escurrimiento y favorece la infiltración y conservación de la humedad. Por esto podemos inferir que los 285 millones de pesos de pérdida antes mencionados, se reducirían a solo 57 millones si se utilizara este sistema de producción.
Para CARBAP, la fecha reconoce el esfuerzo y el trabajo de aquellos que investigan, trabajan y producen en pos de la conservación del suelo.
Desde siempre CARBAP pregono la agricultura conservacionista, y vale mencionar que desde el año 2005, nuestras rurales de base ya advertían sobre el riego que llevaban las medidas del Gobierno de empujar a los productores al monocultivo de la soja con el riesgo que implica: vamos a exportar suelo y nos vamos a quedar sin nada, decían desde Salliqueló.
Hace justo un año el presidente de CARBAP estuvo recorriendo la zona del sur bonaerense para observar el proceso de desertificación que se manifestaba en la zona motivada por la extrema sequía y agravada por erróneas políticas del gobierno nacional para con el sector y la zona en particular. Los campos de Púan, Villarino, Villalonga, Stroeder y Carmen de Patagones se volaban por la extrema sequía que castigó a la zona en los últimos años y que se agravó en el 2008 y 2009.
Ya un estudio publicado por CRA en el 2005 demostraba que si se tuviera que hacer el 100 % de reposición de nutrientes en el suelo no existiría un cultivo con una rentabilidad acorde a la inversión. Peor aún, si se quisiera respetar las rotaciones, la incorporación de cultivos con índices económicos negativos transformaría a la producción agrícola monetariamente deficitaria, que sumada a su alto coeficiente de riesgo, la convertiría en una producción insostenible en el tiempo.
Se advertía que no se podía terminar siendo poseedores de un material inerte llamado suelo, como tienen muchos países europeos, a los que para poder producir se le agrega toda una artillería de fertilizantes que contaminan el ambiente, y al mismo tiempo los obliga a recibir subsidios por su falta de competitividad.
Por esto cuando en la diagramación de las políticas de estados de un país se tiene en cuenta tan sólo factores coyunturales, dejando de lado las proyecciones a largo plazo, los responsables tienen que sacar el costo-beneficio que ello implica. Se mostraban números de 2003 y 2004, donde nuestro sector exportó en suelo US$ 2600 millones, que sumados a los US$ 1400 millones de 2005 nos daban un total de US$ 4000 millones. Esto, en la actualidad se ha agravado aún más. El déficit evaluado en dinero entre los nutrientes utilizados para la cosecha de la campaña 2003/04 y los incorporados al suelo era de 1200 millones de dólares. En la actualidad con el crecimiento de las áreas de siembra estos montos se han elevado notoriamente y las consecuencias hacia al futuro, si no se actúa con celeridad, son profundamente preocupantes.
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